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martes, 27 de enero de 2009

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A veces hay que entender, que por más pequeña que sea la herida, no va a dejar de doler con una curita chiquita o grande. La herida está, y tardará sus días en sanar; pueden ser días, meses, quién sabe. Lo único que nos preocupa es que deje de doler, deje de estar la molestia esa.
Y cada vez que volvemos a pensar, a recordar, en como llegaste a hacerte esa herida, más nos duele. El hecho de recordar cómo fue, por qué pasó... ¿Qué necesidad había de que existieran las heridas? Están hechas para sufrirlas, para llorar si duelen.
Me gustaría que cada vez que tenga una herida...dejara de doler rápido. Que no tardara. Que no tenga que buscar alguna ayuda extra para que me pase el dolor. Pero eso es bueno; que siempre este la curita, el agua oxigenada, la venda para frenar aunque sea un poquitito el dolor. Para que deje de sangrar por un ratito, para que calme, para que no se infecte y duela más. Gracias curitas! Pero esta el alcohol también. El típico que arde como nada, pero el que después te relaja...Todo tiene que ver: Las curitas, las vendas, el agua oxigenada serían los amigos que siempre están ahí para acompañarte, y ayudarte un poco. Y también esta el alcohol; que sería el amigo o familiar que te hace ver las cosas como son, por más que duelan muchísimo... pero sabes que después de todo, esa verdad que en un principio te dolió, luego de un rato te hace sentir bien. Porque te mostró como son las cosas en verdad, no te dice que todo está bien cuando no es así. Te muestra en verdad como es, para que después sepas seguir la historia de manera correcta, y no en tu cuento con hadas, duendes y todo color de rosa.
Por suerte, yo sé que tengo a las curitas, al agua oxigenada y el bendito alcohol para ayudarme con la herida o las heridas que pasen.Gracias botiquín de ayudas!

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